La prueba de estanqueidad en alcantarillado consiste en verificar que las tuberías, juntas y conexiones sean completamente herméticas, garantizando que no existan fugas ni infiltraciones.
Este proceso se realiza mediante la aplicación de aire o agua a presión en el interior del sistema, comprobando su capacidad para mantener la presión durante un tiempo determinado según las normativas vigentes.
Es un procedimiento clave para asegurar el correcto funcionamiento del sistema de alcantarillado, prevenir problemas como filtraciones que puedan dañar estructuras o contaminar el suelo, y cumplir con las regulaciones legales.