Las bacterias son una pieza clave dentro de la fosa séptica. Su presencia es necesaria para que pueda funcionar correctamente y sin problemas. Estos microorganismos son los encargados de descomponer la materia orgánica y productos de desecho en general que están presentes en el agua. Cuando estos productos acaban en el fondo de la fosa, en la zona del lodo, las bacterias se encargan de descomponerlos.

Los tipos de bacterias

Para llevar a cabo correctamente este proceso de depuración pueden necesitarse dos tipos de bacterias distintas en función del ambiente en el que nos movamos. Por un lado, encontramos las anaerobias que no necesitan la presencia de oxígeno para poder descomponer la materia orgánica y los desechos acumulados en la fosa. Mientras que por otro lado tenemos las aerobias que sí que necesitan tener oxígeno en el entorno para poder realizar esta función. La ventaja de estas últimas es que apenas desprenden malos olores durante el proceso y tampoco generan gases peligrosos para la salud.

Para que este proceso de depuración y descomposición se pueda llevar a cabo correctamente, es necesario tener una serie de cosas en cuenta. En primer lugar, debemos tener presente que la fosa no necesita ser vaciada a menudo. De hecho, esto puede llegar a perjudicar a los microorganismos que habitan en ella encargados de llevar a cabo este proceso de descomposición. Es importante que este pequeño ecosistema se vea lo menos perturbado posible. Otro aspecto a tener en cuenta para no alterarlo es evitar utilizar productos químicos muy agresivos como productos de limpieza. Estos también pueden alterar la situación dentro de la fosa séptica una vez que lleguen a ella a través de los desagües. Todo esto puede acabar provocando un mal funcionamiento de la fosa, malos olores y atascos.