El fin de la instalación de saneamiento de un edificio es facilitar la evacuación de las aguas que llegan a él. Es decir, sirve para la evacuación de aguas residuales producidas como resultado de la actividad humana en su interior y para garantizar, por tanto, la salubridad de las viviendas. Descubre en qué consiste exactamente y cuáles son sus principales ventajas.
¿Qué es la red de saneamiento?
Según el código técnico de edificación, todos los edificios deben disponer de medios adecuados para extraer las aguas residuales generadas en ellos. De esto precisamente se ocupa la red de saneamiento, formada por tuberías, sifones y otros elementos para facilitar la evacuación de las aguas.
Estas aguas de las que hablamos pueden clasificarse en:
- Aguas pluviales: provenientes de lluvia, nieve y granizo que llegan a lugares como el tejado, el patio o la azotea del edificio.
- Aguas residuales: son las que, por ejemplo, se vierten por el desagüe de los sanitarios del baño o del fregadero de la cocina, y que previamente han llegado al edificio por la red de suministro de agua.
- Humedad del suelo: aunque menos conocido es importante eliminar o reducir el nivel del agua freática o subterránea cuyo nivel aumenta con las lluvias y que en caso de saturación del terreno puede inundar el mismo.
Ventajas de una correcta instalación de saneamiento
Mantener en buen estado la instalación de saneamiento en edificios es una necesidad para las comunidades de propietarios y comunidades de vecinos. Entre sus ventajas destacan las siguientes:
- Garantizar la seguridad estructural del edificio.
- Cumplir con la normativa vigente, evitando multas y sanciones.
- Evitar problemas de atascos y deterioros.
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